Hoy conoceremos el emprendimiento de una joven de tan solo 20 años, que con su talento se divide entre estudiar y su empresa para buscar un mejor futuro.
En el mágico universo de las velas artesanales, Andrea Pinto, una joven de 20 años, estudiante de economía en la Universidad de Ibagué, ha tejido su propio camino emprendedor. Su historia se entrelaza con la fusión de arte, creatividad y un compromiso inquebrantable con el medio ambiente.
Todo comenzó con una pequeña fábrica de estampados y sublimación personalizada, donde esta jovencita exploró su inclinación por la parte artística y manual, sin embargo, su verdadero salto hacia lo extraordinario se dio al introducirse en el mundo de las velas, no conformes con la simplicidad, estas velas no eran solo lumbres cotidianas; eran pequeñas obras de arte aromatizadas.
“En este momento tengo un trabajo de medio tiempo y estoy dedicada totalmente a mi emprendimiento, inicialmente yo había empezado con una pequeña fábrica de estampados y sublimación personalizada y esto nació porque empecé a inclinarme más por la parte artística, la parte manual, entonces de allí fue donde nació este emprendimiento de las velas”, expresa Andrea, quien además nos cuenta que lo distintivo de su emprendimiento radica en la elección de materiales sostenibles: una cera 100% de palma, una declaración tangible de su compromiso con el cuidado del medio ambiente, Pero más allá de la elección de ingredientes, buscó innovar en el diseño, llevando las velas más allá de lo convencional, velas en macetas, velas en moldes con formas caprichosas, cada una contando su propia historia perfumada.
“Yo inicié tomando un curso como muy básico para realizar lo de la medida de las fragancias, cuánto gramaje se usa de la cera y ya después intenté como experimentar ya con unos diseños diferentes, que ponerle unos detallitos, que las flores, que se viera algo como muy diferente a las velas que la gente vende normalmente, entonces ya de ahí en adelante fue como cuestión de creatividad”, añade.
El camino hacia la perfección no estuvo exento de desafíos, la primera vela, inicialmente en un vaso común, fue una danza de detalles y aromas que llevó tiempo perfeccionar, pruebas de quemado, ajustes en las fragancias y la búsqueda de la armonía en cada diseño fueron pasos en su evolución artesanal.
Hoy, Andrea Pinto se sumerge en la creación de velas que van más allá de la iluminación; son piezas decorativas que narran historias, desde macetas estilizadas hasta muñequitos y postres malteados convertidos en velas, su catálogo se ha convertido en un reflejo de su creatividad y dedicación.
“En este momento sí hay un catálogo de velas definidas, pero antes de realizarlo sí pasé por el proceso de experimentar con colores, con tamaños, con diseños, ya todo iba como en la creatividad y ya después sí se formó el catálogo con las velas que ya yo dije quiero estipular estas para esto, estas para recordatorios, estas para vender independiente, estas para vender en kit, entonces digamos que en este momento ya hay unos diseños organizados, pero antes de tenerlos organizados sí se pasó por un proceso de creatividad, de probar, perder material, experimentar con cosas nuevas, entonces en este momento sí hay una línea de velas ya definida”, indicó.
Cada vela encierra un mensaje, y ‘Emuna’ lo transmite a través de aromas cítricos que invitan a la calma, a resistir las adversidades, sus velas son más que simples luces; son experiencias olfativas que buscan mantener a las personas en un estado de serenidad cada vez que se encienden.
El tiempo es un aliado en este proceso, después de esculpir las velas con destreza, el periodo de curado inicia, un lapso que da espacio para que las creaciones respiren y se preparen para su momento de gloria; tres horas para secarse y luego, la paciencia se convierte en virtud durante diez días de curado, donde las velas adquieren su carácter definitivo.
Ya sea para eventos como el siete de velitas, ocasiones especiales o simplemente para embellecer el día a día, ‘Emuna’ ofrece un abanico de opciones, desde detalles empresariales hasta recordatorios personalizados, “el valor mínimo es de 6 mil pesos y el valor máximo es un kit que manejamos que vale 30 mil pesos, que es una línea de velas tipo ritual, son las de vasito y viene pues, la vela en vaso, una esencia para el ambiente que sirve para la sala, para la cama para ya lo que lo quieran utilizar y viene con su tarrito de cerillos, ya con su respectivo ritual, significado de nombre, etc. Ese es como el precio máximo 30 mil”, subraya.
Hoy, en el taller artesanal de velas ‘Emuna’, se teje una historia única a través de la cuidadosa elaboración de cada vela, desde el primer destello de inspiración hasta la última llama que ilumina un espacio especial, cada paso en este proceso es una danza meticulosa con el arte y la naturaleza, cada vela cuenta su propia historia, y cada historia se convierte en un regalo para aquellos que buscan más que solo una luz tenue en la oscuridad.
Finalmente, Andrea hace extensiva la invitación a todos a quienes deseen adquirir sus productos a que “nos sigan en redes sociales, nos puedes encontrar en Instagram: emunavelas_, en Facebook: emunavelasartesanales o en nuestra línea de WhatsApp que también pueden solicitar el catálogo al 313 461 6430”, finaliza.